El compromiso con una competición que la plantilla sabe especial, la implicación de Gareth Bale, la aportación de Marcos Llorente, la ausencia de Isco y la seguridad en la portería de Thibaut Courtois fueron las claves del triunfo del Real Madrid en el Olímpico de Roma (0-2).
Con la victoria, el equipo de Santiago Solari certificó como primero de grupo su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones.
1. Compromiso en una competición especial
La frase del capitán Sergio Ramos tras la imagen de Ipurua reflejó una realidad. Sin intensidad, el Real Madrid se convierte en un equipo vulgar. En la ‘Champions’ los jugadores se transforman, muestran una identidad diferente, aumenta la implicación defensiva y el compromiso. Con motivación corrieron todos, sufrieron juntos en los pocos momentos del primer acto en los que les costó generar fútbol ofensivo y que por un par de errores defensivos aparecieron oportunidades para el Roma. Supieron trabajar un partido que sentenciaron dos zarpazos para acabar disfrutando al contragolpe desperdiciando incluso la oportunidad de firmar un triunfo mayor a domicilio.
2. Bale tira del carro
En la irregularidad en la que está inmerso el galés, regresó a su demarcación natural, la banda izquierda, y fue decisivo. Solari quiso resaltar su implicación, la actitud para intentar siempre dar la cara y el paso adelante que el madridismo le demanda en liderazgo. Participó en los dos goles, firmando el primero atento al error del rival y definiendo con calidad y cabalgando en el segundo para conectar con sus compañeros de ataque. Incluso pudo firmar algún gol más con espacios. Es cuando disfruta con su estilo de juego y explota su velocidad. Ahora le falta darle continuidad en Liga donde sufre un profundo bajón que ha acusado el Real Madrid.
3. Marcos Llorente, de la grada a exhibir sus virtudes
Cuando por su cabeza solo pasa abandonar el Real Madrid en el mercado invernal, Marcos Llorente pasó de quedarse en la grada en los últimos partidos a ser el elegido para cubrir la ausencia por lesión de Casemiro. De golpe, enterándose dos horas antes del partido, llevó los mandos del equipo en una posición clave y demostró sus cualidades. Cumplió a la perfección en las labores de un medio centro en faceta defensiva y sacó la jugada con rapidez, claridad en el pase y personalidad. Solo su profesionalidad, el máximo cuidado de su físico dentro y fuera de la ciudad deportiva, su obsesión por la alimentación, provocan que un jugador sin ritmo pueda salir y jugar a gran nivel en un partido clave. Solari había apostado por probar a Dani Ceballos en una posición incómoda para el andaluz y encontró lo que buscaba cuando apostó por lo natural.
4. Isco, de indiscutible a la grada
Ha pasado de ser un jugador indiscutible para Julen Lopetegui, sobre el que giraban muchos aspectos tácticos, a sentirse prescindible para Santiago Solari que lo vio mal físicamente a su llegada y nunca le dio los minutos que demanda Isco Alarcón. Ni una sola titularidad en cinco partidos y en Roma lo mandó a la grada escenificando un problema entre ambos. Esta decisión refuerza la personalidad del técnico argentino, que demuestra que no le tiembla el pulso para enfrentarse a uno de los líderes del equipo, y desata la especulación sobre el brillante centrocampista al que se le acusa de mal profesional por no entrenar como es debido, estar fuera de su peso ideal y como remate haber discutido con el cuerpo técnico.
5. Courtois se desquita
Necesitaba una buena actuación en un partido importante Thibaut Courtois. Llegaba de una semana en la que encajó cinco goles que dejaron a Bélgica fuera de la Liga de las Naciones y tres del Eibar, reflejando impotencia ante los errores defensivos del equipo. En el Olímpico fue clave cuando el partido estaba igualado con una buena mano abajo y transmitiendo mucha seguridad.
La apuesta de Solari es clara por él como titular en las dos grandes competiciones y el tiempo va asentándole para ir recuperando su importancia.