Cardenales ha encontrado la fórmula para superar su kryptonita y ha brillado en el cielo barquisimetano, consagrándose como campeones de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, edición 2024-2025.
En un emocionante Juego 6 de la Gran Final Empire Keeway, Copa Mercantil, Lara no dio tregua y vapuleó a Bravos de Margarita con un contundente 9-0 en el Estadio Antonio Herrera Gutiérrez, logrando así su séptimo título del circuito.
Los pájaros rojos rompieron la racha de la serie decisiva, donde hasta ese momento solo habían triunfado los equipos visitantes. La victoria se celebró ante la impresionante presencia de 19,320 aficionados, la mayor asistencia en el feudo crepuscular durante toda la campaña.
La ofensiva larense desmanteló al abridor Jesús Vargas, quien permitió seis hits y siete carreras limpias en apenas una entrada y un tercio, marcando su apertura más corta y con la mayor cantidad de anotaciones permitidas en la temporada. Esto es notable, considerando que Vargas había dejado una efectividad de 3.18 en 17.0 episodios durante sus tres inicios previos contra los alados en la postemporada.
Luego de lanzar apenas dos tercios y recibir cuatro carreras en el Juego 2 de la serie, Adrián Almeida brilló con su mejor salida en playoffs, al actuar por espacio de 5.1 innings en blanco, con apenas tres incogibles admitidos, cinco ponches y tres boletos.
“Orgulloso del trabajo que hemos hecho. Le prometí a (el mánager) Henry Blanco que íbamos a conseguir el campeonato”, dijo el zurdo a Roger Rojas para la transmisión de ByM Sport, luego del compromiso. “Sabía que me iba a tocar el juego bonito y por eso no perdí el enfoque”.
Almeida, quien formó parte de Bravos en cinco zafras, entre la 2015-2016 y la 2021-2022, aplicó la ley del ex para sellar el campeonato y terminar su campaña con efectividad de 2.34 y WHIP de 1.14 en 57.0 actos, con una relación de 45 abanicados y 12 bases por bolas, desde el 16 de noviembre, cuando pasó del bullpen a la rotación.
“Nada cambió en mí, fue simplemente una salida la de esta noche”, simplificó el tirador de 29 años de edad. “No perdimos la confianza y por eso logramos alzarnos con el título”.
Desde la cueva, Henry Blanco, con lágrimas de emoción en los ojos y rodeado de su familia, celebró su primer anillo de campeón, después de haber enfrentado dos finales perdidas consecutivamente: una con Tiburones de La Guaira (2022-2023) y otra con Cardenales (2023-2024).
“Para volver en esta serie, que llegó a estar a favor de Bravos 2-0, hacía falta un corazón como el que mostró este equipo. Era cuestión de tiempo para que nos diera en una final”, expresó el mánager. “Tener aquí a mis seres queridos simboliza el apoyo más importante de todos. Esta alegría es compartida entre muchos”.
Tras la salida de Almeida, el estratega Blanco confió en Jesús Valles (0.2 IL), Alex Scherff (1.0), Brian McKenna (1.0) y Arnaldo Hernández (1.0) para limitar a la ofensiva visitante a solo cinco hits.
“No pensábamos en ganar tres encuentros de un solo golpe en Margarita; llegamos a los juegos día a día”, admitió el capataz. “Este equipo tenía muchas ganas de ganar. Es un logro de todos ellos”