América Latina está perdiendo «por paliza» la carrera contra la obesidad y el sobrepeso, una condición que afecta a 250 millones de personas en la región, el 60 % de su población, afirmó el representante regional de la FAO, Julio Berdegué.
«El problema que tenemos con el sobrepeso y la obesidad es que es algo totalmente descontrolado», afirmó Berdegué en una entrevista con Efe, en la que añadió que en 29 de los 33 países latinoamericanos y caribeños el porcentaje de población con sobrepeso supera el 50 %.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó este miércoles en Santiago de Chile el informe «Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2018», elaborado junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Unicef y el Programa Mundial de Alimentos (WFP).
Además del alza de la obesidad y la malnutrición en la región, otra de las conclusiones más relevantes es que el hambre aumentó en 2017 por tercer año consecutivo y afecta a 39,3 millones de personas, el 6,1 % de la población.
Berdegué enfatizó que en Latinoamérica actualmente mueren más personas por enfermedades derivadas de la obesidad y el sobrepeso, como la diabetes o la hipertensión, que por culpa del hambre.
«El problema crece, crece y crece y uno no ve dónde están las acciones de los Gobiernos para empezar a detenerlo. Hay acciones, pero no tienen la contundencia del problema, estamos corriendo todavía muy por detrás de la pelota en la región», consideró el representante de la FAO.
En su opinión, el problema ha avanzado a una velocidad vertiginosa en muy poco tiempo y los Gobiernos de la región no han logrado aún armar una «estrategia integral» para combatirlo de forma eficiente.
Chile ha avanzado con la ley de etiquetado de alimentos, que advierte del exceso de sustancias perjudiciales para la salud, y en Brasil también ha mejorado la situación con un ambicioso programa de alimentación escolar, pero son iniciativas bastante aisladas.
El incremento de la obesidad tiene múltiples factores y uno de los principales es el consumo de alimentos ultraprocesados con alto contenido de grasas, azúcar, sal y calorías, que además son más baratos que la comida saludable, señaló Berdegué.
Además hay una tendencia al alza a comer fuera de casa, lo que se traduce en una dieta menos sana y equilibrada. «Estas comidas que se hacen en media hora en el trabajo o en la calle no tienen usualmente la calidad que tenía la vieja forma de comer», apuntó.
La FAO considera que hay que dar un giro radical a los sistemas alimentarios para poner como objetivo principal lograr una dieta saludable, algo que permitiría atacar al mismo tiempo el hambre y el sobrepeso.
En cuanto a las cifras de desnutrición del informe de la FAO, Berdegué consideró «inaceptable» que más de 39 millones de latinoamericanos pasen hambre en una región donde la gran mayoría de países tiene ingresos de nivel medio.
El representante de la FAO destacó que América Latina fue una «región líder en el mundo en la erradicación del hambre», principalmente a comienzos de este siglo, aunque ahora ha perdido el empuje de esos años.
«Por supuesto que podemos volver a recuperar el ritmo de antaño, ya lo hicimos una vez y no hay ninguna razón por la que no lo podamos volver a hacer ahora», subrayó Berdegué.
Para ello, añadió, es clave la «voluntad política» y recuperar mayores tasas de crecimiento económico, una de las razones del estancamiento.
La FAO sigue con especial preocupación la situación de Venezuela, el país donde más ha aumentado el hambre, con 600.000 nuevos hambrientos entre 2014 y 2017, para llegar a un total de 3,7 millones, lo que equivale al 11,7 % de la población.
Según las cifras del organismo, la crisis política, económica y social en Venezuela echó al traste lo avances en la reducción del hambre que ese país logró entre los años 2000 y 2010, cuando pasó de 16,3 millones de desnutridos a 3,6 millones.
Berdegué señaló que la FAO ha instado al Gobierno venezolano a «considerar la posibilidad de recurrir a la cooperación internacional de carácter humanitario» para paliar la escasez de alimentos, pero las autoridades de Venezuela han descartado esa posibilidad.
«Tenemos una agenda de trabajo con ellos (Venezuela) pero nosotros y otros podríamos hacer más en la medida que el Gobierno de Venezuela lo considere importante y necesario», concluyó.