Un día como hoy, 2 de julio de 1972, se apagó la voz de uno de los grandes intérpretes del bolero: Felipe Antonio Pirela Morón, «El Bolerista de América». A 52 años de su trágica partida en Puerto Rico, a la temprana edad de 31 años, recordamos su legado musical y su inigualable talento.
Nacido en Maracaibo el 3 de septiembre de 1940, Pirela desde pequeño mostró una gran pasión por la música, especialmente por el bolero. Su voz cálida y emotiva, junto a su estilo interpretativo único, lo convirtieron en uno de los cantantes más populares y queridos de Latinoamérica.
Su carrera despegó con la orquesta La Billo’s Caracas Boys, donde cosechó éxitos como «Sombras nada más», «Entre tú amor y mi amor» y «El Retrato de Mamá». Más tarde, como solista, consolidó su fama internacional con canciones como «Unicamente tú», «Puerto Cabello» y «Lo que es la vida».
Pirela no solo cautivó con su voz, sino también con su carisma y presencia escénica. Su estilo elegante y romántico lo convirtió en un ídolo para las masas, especialmente entre el público femenino. Su música trascendió fronteras y culturas, uniendo a personas de toda Latinoamérica y el mundo a través del sentimiento universal del amor.
Lamentablemente, la vida de Pirela se vio truncada abruptamente el 2 de julio de 1972 en San Juan, Puerto Rico. Su muerte conmocionó al mundo entero y dejó un vacío irreparable en el mundo de la música.
Hoy, en el aniversario de su partida, recordamos a Felipe Pirela como un ícono del bolero, un artista excepcional y una figura querida por millones. Su música sigue viva en el corazón de sus seguidores, quienes aún disfrutan de sus canciones y se conmueven con su voz inigualable.
Los restos de «El Bolerista de América» reposan en el Panteón Regional del Zulia, donde recibe el homenaje constante de su pueblo y de los amantes del bolero de todo el mundo. Su legado musical perdura como un tesoro invaluable, un testimonio de su talento y su pasión por la música.
Nota de Walcelio Rodríguez
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