La plataforma tecnológica Uber celebra el crecimiento que ha venido experimentando en Centroamérica desde su llegada en 2015, en medio de una serie de retos relacionados a su regulación por parte de los Estados y mantener altos estándares de calidad y seguridad.
El gerente de Uber para Centroamérica (Costa Rica, El Salvador y Guatemala), Andrés Echandi, dijo a Efe que la empresa está satisfecha con los resultados «buenísimos» en la región y aseguró que trabaja para ampliar su presencia a Honduras y Nicaragua en un futuro.
«Ha sido un crecimiento bastante importante en la región. La aceptación ha sido muy positiva. Creemos que es porque llegamos a solucionar algunos problemas y le damos opciones de autoempleo a las personas que quizás no han tenido oportunidades», afirmó Echandi.
Sin tomar en cuenta Panamá, país que pertenece a otra división geográfica de la compañía, en Centroamérica hay 30.000 socios conductores y cerca de un millón de usuarios.
Costa Rica, donde la aplicación llegó en 2015, es uno de los casos más exitosos a nivel global, pues según las cifras de Uber, con un 36 por ciento en penetración es el primero en Latinoamérica y el tercero en el mundo, después de Singapur y Australia.
Con 5 millones de habitantes, Costa Rica cuenta con 22.000 socios conductores activos, una elevada ocupación de los vehículos del 70 por ciento y 800.000 usuarios, de acuerdo con los datos de Uber.
«El costarricense es una persona que reconoce cuando algo funciona y que es bueno para ellos. Tiene un nivel educativo alto y un manejo excepcional de la tecnología y eso ha permitido que desde que iniciamos operaciones la gente haya podido conocer el producto, probarlo y ver que les funciona», dijo Echandi.
En Costa Rica, el mayor problema es la regulación, pues ante la presión del gremio de taxistas el Gobierno ha declarado el servicio de transporte de Uber como ilegal, aunque no hay ninguna resolución judicial que así lo determine.
En el Congreso costarricense hay dos proyectos de ley que buscan regular el llamado «servicio de movilidad colaborativa», en el que entra Uber, y que incluyen propuestas como gravar con un 3 por ciento los viajes o hasta un impuesto al valor agregado (IVA) del 13 por ciento.
Para Zoraida Rodríguez, encargada de políticas públicas de Uber Centroamérica, lo ideal es «uberizar al taxi» y no «taxificar al uber», mediante una regulación que elimine barreras y que permita a las personas obtener ingresos económicos con sus vehículos.
«El reto regulatorio es que se sigan buenas prácticas para crear regulación que tenga al usuario como centro de la discusión y que los socios puedan seguir generando ingresos», comentó Rodríguez.
Ejemplos hay en 132 jurisdicciones en el mundo donde Uber ya ha sido regulado, entre ellas estados de México y Estados Unidos.
El caso de Costa Rica también tiene la particularidad de que Uber instaló en una zona franca, con todos los permisos gubernamentales, un Centro de Excelencia desde el que brinda servicios de asistencia a usuarios y conductores de la aplicación en América.
El Gobierno anterior (2014-2018) le dio los permisos de operación con la condición de que desde su Centro de Excelencia no ofrezca servicio a Costa Rica, ya que considera la plataforma de Uber como un servicio ilegal de transporte.
En Guatemala y El Salvador la situación es distinta, pues según Uber, ha encontrado en los Gobiernos y autoridades reguladoras una mayor apertura para la operación de la compañía.
En estos dos países, comentó Echandi, el reto principal es el tema de seguridad, por lo que hay una especial atención a los filtros para el ingreso de socios conductores.
«En Guatemala y El Salvador el mercado es un poco más complejo en materia de seguridad, y la plataforma viene a brindar una confianza que tal vez no existía. Los Gobiernos nos buscan para ser aliados y trabajar juntos, hay una relación más fluida», dijo Echandi.
El gerente de Uber Centroamérica también subrayó que en esos países la operación de la plataforma brinda oportunidades de empleo y supone una «señal al mundo de que están abiertos a negocios».
En Guatemala, donde la aplicación funciona desde diciembre de 2016, hay 5.000 socios conductores y 200.000 usuarios, mientras que en El Salvador se contabilizan 2.000 conductores y 100.000 usuarios desde que comenzó a operar en mayo de 2017.