Cuando buscamos información sobre el bullying o acoso escolar, lo usual es encontrarse con las características de las víctimas del hostigamiento y la forma de ayudarlos. Sin embargo tanta, o inclusive más, atención merecen los niños agresores.
Cuando los niños están en la etapa de los berrinches o rabietas, aún no han aprendido a gestionar las frustraciones. El hecho de que a los 3 o 4 años haya un comportamiento agresivo en medio de una rabieta no significa que se vayan a convertir en niños agresores a los 12 o 13 años.
La diferencia la marcaremos los padres. Todo dependerá si ante las primeras rabietas cedemos complacientes a todas sus demandas o si estamos dispuestos a poner límites y a respetarlos.
¿Qué motiva a los niños agresores?
Las víctimas del acoso escolar necesitan ser protegidas y ayudadas, tanto por un profesional de la psicología que le proporcione las herramientas necesarias para superar los traumas que genera el bullyingcomo por un entorno que condene la situación.
Los niños agresores también necesitan ser atendidos. Incluso con suma urgencia. Es necesario que aprendan a no utilizar la violencia y el hostigamiento como forma de relacionarse con los que consideran más débiles, y a valorar el daño que pueden causar.
El estilo parental es fundamental para marcar una diferencia, pero no es el único factor que interviene para que que haya niños agresores. Entre las causas que pueden motivar el comportamiento de los niños agresores se encuentra:
¿Qué identifica a los niños agresores?
Los niños agresores pueden ser tanto niños con mala reputación entre los profesores y bajo rendimiento escolar, como niños con un buen expediente académico que no tienen conflictos con la autoridad. Ello quiere decir que no hay un perfil concreto para identificar a los niños agresores.
No obstante, es posible encontrar algunos rasgos comunes en la mayoría de los niños que ejecutan el hostigamiento en los casos de acoso escolar:
¿Cómo prevenir que mi hijo sea el niño agresor?
Es duro detectar alguna de las características previas en nuestros hijos. Sin embargo, ello no quiere decir que sean niños agresores. Evidentemente, tienen más posibilidades de participar en situaciones de acoso. Para evitarlo puedes tomar las siguientes medidas preventivas, si es preciso, con apoyo psicológico:
¿Qué hago cuando me confirman que mi hijo es el agresor?
Recibir la llamada del centro educativo que nos informa de que nuestros hijos son los niños agresores es muy difícil. La culpa puede bloquear la capacidad de razonar y hasta es normal que inicialmente neguemos los hechos.
Es difícil enfrentarse a esta situación, pero negar o justificar lo ocurrido no lo mejora. Las recomendaciones básicas para reorientar las conductas agresoras de tu hijo son:
Consideraciones finales
En el acoso escolar reina el silencio entre víctimas, acosadores y espectadores. Todos forman parte de la misma situación y tienen responsabilidades. Nuestros hijos deben tener información sobre cómo actuar en los tres casos y qué hacer. Mantenerse callados tiene consecuencias graves.
El comportamiento de un niño agresor no cambiará de la noche a la mañana. La mejor posición que pueden asumir los padres es afrontar el problema de forma proactiva, sin perder la calma y propiciando que el niño aprenda a manejar sus frustraciones y conflictos.
Recuerda siempre que lo inaceptable es la conducta, no tu hijo. Demuéstrale tu amor y tu apoyo a su buen comportamiento, con elogios y refuerzo positivo.