Era un niño que estaba cansado de ser objeto de burla. Posee una audacia que da a entender que legiones de eruditos lo crearon, José Adolfo Quisocala, estudiante de primaria del Perú goza del respeto y admiración de la gente de su país.
Las pizarras, lápices y cuadernos son cosas que dejaron de ser tan prioritarias para él, debido a que ahora posee tenacidad y olfato para los negocios.
Con su cara alargada, inteligencia y medio metro de estatura lo reconocen como el gerente más joven y brillante de la historia.
José rememora aquellos días desolados y oscuros en su primitiva escuela en Arequipa (segunda ciudad más poblada de Perú) donde veía a sus compañeritos desperdiciar dinero en la cantina.
El joven estudiante cautivado por los ilustres matemáticos sintió cómo podía transformar unos centavos de soles en una robusta corporación bancaria con fines ecológicos.
Niño emprendedor
El novedoso proyecto consiste en recolectar residuos sólidos de sus compañeros, que para efectos de la banca se traducen en clientes.
Por consiguiente, los materiales se envían a las fábricas de papel higiénico, con lo cual el joven obtiene cuantiosas ganancias.
José Adolfo es desconfiado como cualquier alto ejecutivo; conoce el comportamiento de algunos padres que pudieran ser codiciosos con el dinero de sus clientes.
Diseñó una estrategia para que los menores de edad sean los únicos autorizados para acceder al dinero invertido.
El brillante niño quiere discutir este plan con el Ministro de finanzas del Perú.
Asimismo, el niño plantea que este emprendimiento pueda estar en cada rincón del territorio inca.
Hasta le reina se enteró
Esta idea llegó a los oídos de la Reina Isabel II. Conmocionada mandó a llamar al emprendedor del Banco del Estudiante Bartselana, entidad dirigida por José que tiene más de 20 mil clientes.
Su majestad británica organizará un enorme banquete, con personalidades científicas para condecorar al niño inventor.
En un reportaje realizado por Latina.Pe, el alumno mostró el interés que tiene en ocupar la silla presidencial de su país.
A él no le temblará el pulso para tomar las decisiones severas que podrían llevar a su tierra natal a convertirse en un país del primer mundo, que sea ejemplo de las mejores estrategias financieras.