Esta isla volcánica emergió en el océano en el año 2015 y, desde su nacimiento se han suscitado diversos problemas con científicos de la NASA.
Estos últimos se han encargado de hacerle seguimiento a la isla que forma parte del archipiélago de Tonga por medio de satélites.
Cuando el investigador de la Agencia espacial Dan Slayback y un grupo de estudiantes llegaron a la nueva isla, se encontraron con un paisaje muy diferente al que realmente esperaban encontrar.
Por ello, Slayback visitó la isla nuevamente con ayuda de un investigador de Tonga, otros científicos además de estudiantes de la Asociación de Estudios Marinos, Sea Education Association.
“La Isla sin nombre”
Hasta ahora, el territorio no cuenta con un nombre propio. Los ciudadanos e investigadores se refieren a ella como HTHH, siglas que resultan de la combinación de Hunga Tonga y Hunga Ha’apai.
Con respecto al lodo, los expertos han agregado que a pesar de llevar sandalias, algunas piedras se colaban en sus pies. De esta manera, la definieron como “lodo arcilloso”.
Para describir la arcilla, los expertos mencionaron que contaba con un color claro “que se extiende desde el centro”.
Del mismo modo, el científico expresó que el material “es muy pegajoso. Cuando lo vimos no sabíamos lo que era y su origen aún me desconcierta. Porque no se trata de ceniza volcánica”.
Flores y aves en la isla
Además de lodo, los investigadores fotografiaron diferente vegetación, cuyo nacimiento pudo darse como consecuencia de las heces de las aves.
Con respecto a estas últimas, los expertos también visualizaron diferentes especies como por ejemplo gaviotines sombríos o charranes sombríos (Onychoprion fuscatus), que se refugiaban en depresiones del terreno en torno al cráter.
Expertos realizan indagaciones pertinentes
Científicos y estudiantes han extraído diferentes muestras de rocas y demás componentes que se encuentran en la isla para su estudio
De esta manera, tanto investigadores como estudiantes han extraído y analizado muestras de rocas que se encuentran en la isla.
Asimismo, se han dado a la tarea de medir el terreno con drones y unidades de GPS.
Una vez analizadas todas las muestras en su laboratorio ubicado en el centro Goddard, Slayback, los científicos intentarán regresar el próximo año al lugar para examinar nuevamente sus propiedades.