«Somos más famosos que Jesucristo». La frase, atribuida a John Lennon en 1966, podría funcionar como resumen del enorme legado que dejaron los Beatles y que llevó a la banda británica a trascender el mundo de la música para convertirlos en un fenómeno sociológico.
El estreno de «Yesterday», la película de Danny Boyle que imagina un mundo en el que nadie conoce al grupo de Liverpool, invita a reflexionar (una vez más) sobre la relevancia de un conjunto que todavía hoy aglutina millones de seguidores a lo largo del planeta.
Miembros de la Orden del Imperio Británico desde 1965, considerados por muchos como «el mejor grupo de la historia» y referentes culturales para varias generaciones durante la década de los 60, los Beatles llevan vendidos más de 600 millones de discos, pero ese dato solo es la punta del iceberg de una influencia que va más allá de lo tangible.
Lennon, McCartney y Harrison se conocieron en 1957, aunque la irrupción del fenómeno se ubica en 1962, año en el que Ringo Starr se incorpora a la banda y fecha de publicación de su primer álbum, «Please Please Me», grabado en los legendarios estudios de Abbey Road.
El disco permaneció como número 1 durante 30 semanas y catapultó a la fama a la banda en el Reino Unido, mientras se fraguaba una sociedad cada vez más contestataria a la Guerra de Vietnam y crítica con el sistema.
Por entonces la banda de Liverpool ya marcaba tendencia en el ámbito de la política, la ideología y una estética que llevó a convertir el peinado «beatle» en un icono de rebeldía y modernidad.
En el plano musical, demostraron una enorme versatilidad evolucionando del rock and roll y R&B de sus primeras canciones a una gran variedad de géneros, como el country, el folk rock y hasta la psicodelia, un carácter experimental que iba dos pasos por delante de la mayoría de sus coetáneos.
Cuando en 1964 desembarcan en EE.UU., una nación aún conmocionada por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy y en continua busca de símbolos, la «Beatlemanía» (término acuñado por la prensa británica en 1963) revolucionó a una sociedad que ya llevaba meses hipnotizada con «I Want to Hold your Hand», sencillo que llegó al número uno.
Su primera aparición en televisión en el programa de Ed Sullivan, el 9 de febrero de 1964, congregó a 73 millones de espectadores (el 34% de la población estadounidense) y confirmó que la moda «beatle» sobrepasaba el fenómeno musical.
Al año siguiente, en agosto de 1965, se convierten en la primera banda de rock en celebrar un concierto en un estadio deportivo, el Shea Stadium de Nueva York. Congregaron a más de 55.000 personas, demostrando así la viabilidad económica de esa decisión y cambiando para siempre los parámetros de actuación de la industria musical.
La negativa del grupo a actuar en el Gator Bowl Stadium de Jacksonville (Florida), cuando descubrieron que los organizadores del concierto iban a separar a los espectadores negros de los blancos, reafirmó ese mismo año a los Beatles como referentes del activismo social e iconos de la lucha contra la segregación racial.
El fenómeno llegó también al cine, formato en el que la banda protagonizó cinco películas: «A Hard Day’s Night» (1964), «Help!» (1965), «Magical Mystery Tour» (1967), «Yellow Submarine» (1968) y «Let it Be» (1970).
El mundo enmudeció con su separación en 1970, pero la semilla ya estaba sembrada: hoy la música no sería lo mismo sin la impronta que dejó «el cuarteto de Liverpool». Nirvana, Oasis, Prince, The Beach Boys, Foo Fighters… La lista de bandas míticas que admiten la influencia de la banda británica en sus canciones es interminable.
Canciones como «Hey Jude», «Yesterday» o «Yellow Submarine» son hoy tatareadas por públicos de diferentes generaciones y, más allá del terreno musical, resulta difícil encontrar en el mundo actual a alguien a quien el nombre de The Beatles no le diga nada.
Una trascendencia que resumió el propio Ringo Starr con una frase legendaria: «Nunca sentí que el púbico viniera a escuchar nuestra actuación. Sentí que solo venían a vernos».