Las firmas de moda deberían estar ultimando estos días sus últimas colecciones, pero el coronavirus les ha obligado a usar su creatividad y recursos en favor de la solidaridad y la confección de mascarillas, la prenda más imprescindible.
Desde grandes marcas nupciales como Pronovias hasta atelieres como los de Killing Weekend pasando por modistas particulares, las máquinas de coser siguen en marcha para confeccionar mascarillas, el gesto de solidaridad que el sector tiene más a mano.
En el caso de la marca de moda nupcial, con sede en Barcelona, sus empleadas están fabricando voluntariamente 2.000 mascarillas para proveer a diferentes hospitales y proteger al personal sanitario frente al COVID-19.
Por estas fechas, deberían estar trabajando a destajo con pruebas de vestidos y entregas, pues nos encontramos en unas fechas que, en condiciones normales, representan el inicio de la temporada alta de bodas.
Pronovias, además, ha anunciado que regalará vestidos de novia al personal sanitario que está trabajando en esta crisis del coronavirus, a quienes califica de «heroínas».
Por su parte, en el atelier de Manresa (Barcelona) de Killing Weekend deberían estar trabajando intensamente en su próxima colección y en la presentación de la misma en la pasarela 080 que tenía que celebrarse en junio.
En lugar de eso, y tal y como ha explicado a Efe uno de los responsables de la marca, Xavier Martínez, sus máquinas, personal e, incluso, el espacio de su tienda física están dedicados a coser mascarillas para voluntarios de entidades como Cruz Roja, que están repartiendo comida, así como para un centro de menores no acompañados.
Asimismo, están distribuyendo unas mascarillas a particulares a 10 euros que suponen una donación para las costureras, que están trabajando por solidaridad estos días.
«El nuestro es un taller pequeño, pero ya llevamos más de 250 mascarillas de algodón lavables y reutilizables», ha explicado uno de los socios de la firma, que el pasado 13 de marzo decidió optar por la producción solidaria.
Martínez ha destacado las dificultades que trae consigo cerrar un negocio durante unas semanas cuando los gastos de alquiler y otros se mantienen, y ha explicado que han decidido parar la venta a través de internet «para no poner en riesgo la salud de los repartidores».
Killing Weekend, como el resto de firmas de moda, está utilizando las telas con las que ya contaba en el taller, tejidos de algodón que se adquirieron para la pasarela pero que ahora se convierten en una prenda solidaria.
Otra iniciativa es la de la firma Marta En Brazil, que también ha centrado la totalidad de su producción en la creación diaria de mascarillas para personas individuales, profesionales sanitarios en hospitales, residencias de ancianos y para las fuerzas de seguridad.
Por otro lado, la marca de costura Paniculata está enseñando a través de su cuenta de Instagram a fabricar mascarillas en casa, una iniciativa con la que también aportar su granito de arena.
También han ganado impulso a través de redes sociales iniciativas como la de Robin Hat, que elabora mascarillas y gorros de quirófano gracias al trabajo de cientos de voluntarios desde sus casas.
Ese mismo modelo de acción sigue Modistas Solidarias, impulsada por la diseñadora María Cordero, detrás de la firma de moda española Wolflamb.
Cientos de costureras profesionales o aficionadas se han sumado a la iniciativa para colaborar en la confección de las mascarillas y también de batas, creadas a menudo a partir de sábanas y otras prendas de algodón.
Hospitales, residencias de ancianos, policías y otros colectivos necesitados son los receptores de este material que elabora un equipo anónimo y diseminado por toda España que crece cada día y que cuenta, entre otros rostros populares, con Alicia Cao, ganadora de la primera edición del programa de televisión «Maestros de la costura».