El sexo nos hace más inteligentes. Sí, aparte de reducir la probabilidad de desarrollar afecciones cardíacas peligrosas, hacernos lucir mejor piel, mejorar nuestro ritmo cardíaco, hacernos sentir más plenos y felices e, incluso, alargar nuestra vida, ahora también la práctica sexual suma una nueva «propiedad». Ah, y cuanto más frecuente sea, mejores son los resultados.
Al menos, así se desprende de dos estudios realizados por investigadores de Maryland y de Corea del Sur en los que han descubierto que la actividad sexual en ratones y ratas mejora su rendimiento mental y aumenta la neurogénesis (la producción de nuevas neuronas) en el hipocampo, donde se forman los recuerdos a largo plazo.
En abril, un equipo de la Universidad de Maryland, llegó a la conclusión de que las ratas de mediana edad que mantuvieron relaciones sexuales mostraron signos de mejoría de la función cognitiva y la función del hipocampo, según se ha hecho eco el diario «The Atlantic».
«Después de una exposición continua y a largo plazo a la experiencia sexual, la función cognitiva mejoró. Sin embargo, cuando se introdujo un tiempo de espera prolongado entre la experiencia de apareamiento y las pruebas de comportamiento, las mejoras en la función cognitiva se perdieron a pesar de la presencia de nuevas neuronas», explican los investigadores en el informe.
Así, para los investigadores de Maryland, los resultados, tomados en conjunto, sugieren que «la experiencia sexual repetida puede estimular la neurogénesis adulta y restaurar la función cognitiva en ratas de mediana edad, siempre y cuando la experiencia persista durante todo el período de prueba».
Pocos meses después de este estudio, en noviembre, fue el turno de un grupo de la Universidad de Konkuk en Seúl. En su caso, concluyeron que la actividad sexual en los ratones contrarresta los efectos negativos que el estrés crónico tenía sobre su memoria. Según reconocieron en el estudio, la práctica de sexo «podría ser útil» para la «la neurogénesis del hipocampo adulto» así como para «la memoria de reconocimiento frente a las acciones represivas del estrés crónico».