Un pequeño avión casero que construyó con sus propias manos y poco más de 600 dólares ha puesto a un vendedor paquistaní de palomitas en aprietos, pero también le ha regalado los aplausos de la Autoridad de Aviación Civil (CAA), de la que espera ahora permiso para poder cumplir su sueño de volar.
Muhammed Fayaz, de 30 años y cuya aspiración en la vida era convertirse en piloto de las Fuerzas Aéreas, fue arrestado el 31 de marzo cuando estaba a punto de despegar en su aldea del distrito de Pakpattan (este) por carecer de los permisos necesarios y, por tanto, suponer un peligro para los vecinos.
Pero cuatro días después la Policía le devolvió el aparato confiscado y ahora Fayaz cuenta las horas para que la CAA decida si el avión cumple los requisitos y parámetros de seguridad para poder surcar los cielos, según explicó él mismo a Efe.
El joven, procedente de una familia muy humilde, se vio obligado a abandonar sus estudios y, además de vender palomitas de maíz, también trabaja como guarda de seguridad nocturno, pero su trayectoria no ha impedido que su sueño de volar se mantenga intacto con el paso de los años.
«Todos los días solía mirar los aviones que volaban sobre mi cabeza, fuesen grandes o pequeños, y siempre pensé en mi sueño mientras permanecía sentado en el suelo, desamparado. Pensé, ¿por qué no utilizar la creatividad que Dios me ha dado para inventar mi propia aeronave y volarla?», dijo.
La odisea comenzó hace un año y medio.
Fayaz asegura que no recibió ayuda de nadie y que aprendió las reglas básicas de la presión del aire y las técnicas de vuelo tras hacer varios experimentos.
El primero de ellos llegó cuando era niño y viajaba con su padre en una motocicleta de camino a la escuela. A lomos del vehículo, pudo sentir la presión del aire al mover una pizarra que llevaba en la mano en diferentes direcciones.
«Cuando la ponía recta no había ninguna diferencia pero cuando la ponía un poco hacia abajo mis manos iban hacia arriba como en un aerotransporte y cuando la movía hacia arriba mis manos iban hacia abajo, de modo que entendí que el aire mantiene su presión y el papel del motor al empujar el avión hacia delante», relató.
Otro factor que le ayudó en su aprendizaje fue el programa del National Geographic «Mayday: catástrofes aéreas», del que no se perdía ni un solo capítulo y que le enseñó las partes de una aeronave y su funcionamiento.
Con sus ahorros, un préstamo bancario y la venta de un terreno heredado, el inventor reunió los alrededor de 636 dólares que le costó la construcción del pequeño avión, que tenía planeado volar -bandera paquistaní incluida- el 23 de marzo con motivo del Día Nacional de Pakistán.
Sin embargo, la ausencia de respuesta por parte de las fuerzas de seguridad a las que pidió permiso le hicieron posponer la incursión.
El vendedor de palomitas sostiene que, hace cerca de un año, ya hizo un vuelo «de prueba» con un motor más pequeño sin la luz verde de las autoridades y viajó entonces unos dos kilómetros por su aldea, a 1,5 metros de altitud.
Desde aquel viaje, Fayaz, que dice que en el pasado inventó también máquinas de hacer palomitas que vendió a los negociantes locales, ha implementado diferentes cambios en el aparato para poder volar «más alto y a más velocidad», afirmó.
En un reciente comunicado, la CAA aplaudió la pasión del joven por la aviación y aseguró que tratará de asesorarle para que incremente sus conocimientos, puesto que bajo la Nueva Política de Aviación 2019 del Gobierno de Imran Khan se apoyará cualquier esfuerzo para la promoción del sector.
Un portavoz de la autoridad, Mujtaba Baig, explicó a Efe que uno de sus equipos inspeccionará si la aeronave está en condiciones de volar y si cumple con los parámetros de seguridad y otros requisitos para decidir si se le da luz verde al joven.
Se trata a primera vista, detalló, de una versión «más simple» de la tecnología ya presente en el mercado.