Además de ser un grato manjar en la mesa, la morcilla es un plato de alto valor gastronómico que -consumido con moderación-, puede ser considerado como parte de una dieta balanceada por su elevado contenido de propiedades nutricionales, que ayudan a prevenir enfermedades como la anemia.
Según la Agencia Española de Salud y Nutrición, la sangre de cerdo con la que se fabrica este alimento aporta 42 miligramos de hierro por cada 100 gramos, uno de los minerales fundamentales que deben consumir las personas cuando los niveles de hemoglobina están bajos.
Este popular embutido que acompaña muchas veces a la parrilla, posee también otros importantes nutrientes esenciales para el organismo, como zinc, potasio, calcio y magnesio, además de valores energéticos de carbohidratos, proteínas y grasas procedentes de sus ingredientes de origen animal y vegetal.
Prepararlas es muy fácil ya que vienen precocidas. Se pueden cocer a la parrilla, a la plancha, sartén o microondas; y combinar en recetas diversas, sabrosas y saludables para sorprender a los comensales con su rico sabor. Una forma muy deliciosa de cocinarla es hacerla rodajas y después dorar las mismas por ambas caras en una sartén.