Los vikingos tenían como costumbre cremar a sus muertos, por lo que desenterrar botes funerarios es una situación muy inusual.
Si alguna vez has disfrutado alguna película, serie o videojuego relacionado a los vikingos, seguramente habrás visto la típica escena de su rito funerario más común. Ese momento en el que ponen a un cadáver en un pequeño barco junto a parte de las riquezas que poseía en vida y lo posan libremente sobre el agua. Poco después, un arquero dispara una flecha en llamas que golpea la embarcación para incendiarla y cremar al muerto.
Si bien esta era una práctica muy común, esto no ocurría así el 100% de los casos. Había veces donde el barco se ponía en una pira o el cuerpo era cremado sin una embarcación. También se llegaron a enterrar guerreros con sus respectivas armas. De hecho, existen numerosos cementerios vikingos por toda Escandinavia. Sin embargo, se ha llegado encontrar evidencia de una situación totalmente extraña y que se daba en pocas ocasiones en esa cultura. Hablamos de un ritual en el que el muerto es puesto bajo tierra estando dentro de un barco.
Un hallazgo de estas características fue hecho recientemente por arqueólogos en Gamla Uppsala, Suecia. Los expertos pertenecientes a la agencia de museos de historia nacional de Suecia estaban realizando una excavación rutinaria cuando dieron con una grata sorpresa. En ese momento encontraron dos barcos funerarios vikingos que llevaban siglos enterrados.
El hecho se considera muy inusual al solo haber otros 10 sitios de entierro de botes funerarios conocidos. De hecho, la última vez que se hizo un descubrimiento similar, ocurrió hace más de 50 años. De lo que se sabe, ese tipo de tumbas habían sido usadas en el Periodo Vendel (550-800 D.C.). También fueron empleadas en la Edad Vikinga (800-1050 D.C.).
Lo que había en los botes
Uno de los barcos estaba intacto. En él se encontró que el muerto fue enterrado con una espada, una lanza, un escudo y un peine con finos adornos. Además, en la proa se encontraron restos de un perro y un caballo. Si bien no se ha podido identificar a la persona enterrada, los arqueólogos señalan que puede haber sido de la élite. Así lo señaló el arqueólogo Anton Seiler:
Solo un pequeño grupo de personas que fueron enterradas de esta manera. Se puede sospechar que fueron personas distinguidas en la sociedad de la época, ya que los barcos funerarios en general son muy raros».
El otro barco no se conservó muy bien. Los expertos creen que se vio dañado por las construcciones cercanas que fueron levantadas en el siglo XVI.
El grupo comenzó la excavación en este sitio el otoño pasado, pero se vio obligado a tomar un descanso en el invierno debido al clima frío. Reiniciaron el proceso en junio y están trabajando para mover los artefactos a una instalación para una investigación adicional.