Los inicios del cigarrillo y específicamente la planta del tabaco, se remontan a 2000 o 3000 años antes de Cristo y tuvo su primera gran exportación cuando los europeos colonizaron el continente americano, al ver a los indígenas consumiéndola.
En el año 1942, cuando Colón llegó a América, durante las exploraciones en la bahía de Bariay y Cuba, este escribió lo siguiente “iban siempre los hombres con un pequeño palo de madera en las manos y ciertas hierbas, que son unas hierbas secas metidas en una hoja seca también a manera de mosquete, encendido por una parte y por la otra chupan o sorben, y reciben para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborracha, y así dicen que no sienten el cansancio. Estos mosquetes llaman ellos tabacos“.
Sin embargo, la forma actual del cigarro surgió cuando algunos mendigos en Sevilla, a mediados del siglo XVI, tomaban los desperdicios de las hojas del tabaco que llegaban desde América.
Estos mendigos al tomar esos restos de tabaco, los trituraban y envolvían en hojas de papel de arroz, encendían la punta y aspiraban por el otro extremo, consumiendo así el tabaco de una manera diferente a los ricos de la época, quienes usaban una pipa.
Para el año 1825, el tabaco envuelto en el papel de arroz empezó a comercializarse masivamente. De hecho, en 1830 se popularizó el “papel español para cigarritos”.
James Albert Bonsack creó una máquina de vapor que fue capaz de armar miles de cigarrillos a la vez, causando el auge del tabaco en papel, lo cual fue un éxito en las guerras de la época, informó el portal web Culturizando.
El cigarrillo llegó a ser una moneda de cambio en Rumania, con el objetivo de derrocar el régimen comunista en la década de los 80.
Actualmente el cigarrillo es uno de los productos más vendidos y consumidos