Bien es sabido que la monogamia es un fenómeno cultural que varía dependiendo tanto de la sociedad en la que se vive, como de la manera de percibir las relaciones que tenga cada persona. A pesar de que durante muchos siglos los habitantes de los países occidentales hayan visto en ella la única manera posible de concebir el amor, hay quien ve más allá.
Aunque en realidad siempre han existido, en los últimos años las relaciones abiertas han ganado impulso, naturalizándose y viéndose como un tipo más de relación igual de sana y satisfactoria que el resto.
Ahora bien, el hecho de que sean una rareza en nuestros entornos culturales hace que circulen muchos mitos sobre estas relaciones y su potencial, hecho que puede llevar a error y a tener unas expectativas equivocadas sobre lo que son. Veamos cómo evitar caer en esta clase de equivocaciones.
¿Qué son las relaciones abiertas?
Existe una gran cantidad de tipos de relaciones de pareja y no todas tienen porqué basarse en la monogamia. Fuera de esta categoría se encuentran las llamadas relaciones abiertas.
Este tipo de relaciones se caracterizan porque los integrantes de la relación no consideran la monogamia necesaria para mantener una relación de pareja sana y estable, por lo que mediante un pacto común se establece la posibilidad de mantener relaciones con terceras personas.
Este tipo de relaciones pueden ir desde relaciones sexuales esporádicas con otras personas hasta vínculos sentimentales más o menos estables. Dentro de esta categoría se puede incluir la monogamia temporal, la poligamia o la anarquía relacional.
Tomar la iniciativa de comenzar una relación abierta, o convertir una relación tradicional en una de las anteriores implica que los componente de esta realicen un cambio de mentalidad y cambien su perspectiva sobre cómo vivir las relaciones tanto emocionales como sexuales.
Dado que, por muy convencidos que estemos, este cambio no siempre resulta fácil, a continuación veremos una serie de consejos y sugerencias para vivir una relación abierta de forma sana y positiva.
Consejos para disfrutar de una relación abierta
Mediante estos 7 consejos, las parejas que estén pensando en iniciar una relación abierta podrán conocer qué factores se deben tener en cuenta y qué pasos seguir a la hora de iniciar este tipo de relación íntima, así como de los errores que se deben evitar si se pretende que esta funcione.
Partir de una relación sana
Para poder comenzar con esta nueva etapa o formato de la relación es indispensable que la pareja mantenga un vínculo fuerte, que la relación funcione bien y que exista confianza en el otro y seguridad por parte de ambos integrantes.
Aunque no siempre tiene porqué ser así, una pareja que funciona bien tendrá más probabilidades de éxito al abrir su relación que otra en la que no exista cierto grado de bienestar y confianza.
Por otra parte, nunca será buena idea abrir una relación con la intención de salvarla de una crisis o separación, puesto que las frustraciones y desconfianzas no harán más que aumentar.
No hacerlo por obligación
Si uno de los dos componentes de la pareja propone comenzar una relación abierta el otro no tiene que aceptar por simple compromiso o por miedo a que la relación acabe si no se acepta.
La finalidad de iniciar este tipo de relación es la de aumentar el bienestar de la pareja y de hacer más felices a ambos, por lo que si no se está convencido o se hace por obligación es mejor hablarlo con la pareja.
El primer requisito para que este tipo de relación salga bien es que ambos lo deseen sinceramente y estén convencidos de querer hacerlo. De lo contrario no solamente afectará a al bienestar de la pareja, sino que lo más probable es que esta acabe por romperse.
Establecer normas y límites
Como en cualquier otro tipo de relación, es necesario que la pareja llegue a un consenso sobre lo que está permitido y lo que no. El establecimiento de normas y límites evitará los malos entendidos y las confusiones, además de aportar seguridad y confianza.
Es muy recomendable discutir tranquilamente acerca de estar normas, así como manifestar las necesidades de cada uno. Una buena manera es que esto quede reflejado en algún lugar, para así evitar discusiones innecesarias si se diera el caso.
Queda claro que, al igual que es necesario establecer una serie de reglas, es indispensable que estas se cumplan, puesto que lo contrario supone estar engañando a la pareja en cualquier sentido. Por supuesto, estas reglas pueden tener cierta flexibilidad y son susceptibles de ser modificadas para ajustarlas mejor a las necesidades de la relación.
Ser comunicativos
Tal y como se menciona anteriormente, la comunicación es esencial a la hora mantener esta y cualquier otra relación de pareja.
Manifestar y expresar las necesidades, los pensamientos, las ideas y las emociones de una forma sincera es esencial para asegurar el futuro de la relación. De la misma manera que es esencial escuchar de forma activa al otro cuando está intentado comunicarse.
Disimular, aparentar o engañar al otro, aunque creamos sinceramente que lo estamos haciendo por el bien de la relación, nunca es una buena idea. Ya que es muy posible que antes o después todo salga a la luz, acrecentando la desconfianza dentro de la relación.
Olvidarse de los celos
Si los celos ya no son nada recomendables en las relaciones de pareja convencionales, en las relaciones abiertas no tienen ningún sentido.
Teniendo en cuenta que la idea de base de las relaciones abiertas es que uno o ambos componentes de la pareja tienen permitido mantener relaciones íntimas, tanto sexuales como afectivas con otra persona, los celos no tienen cabida.
Si ambos son sinceros y cumplen las normas preestablecidas no tienen porqué aparecer ni celos ni desconfianzas.
Por otra parte, si aquello que se teme es que estas relaciones fuera de la pareja acaben originando fuertes sentimientos de amor, es necesario saber que aquellas parejas abiertas que están bien creadas y establecidas tienen más probabilidades de éxito que las parejas tradicionales.
Ser sincero con las otras personas
Igual de importante que la sinceridad en la pareja es la sinceridad con aquellas otras personas con las que se mantienen las relaciones íntimas fuera de la pareja. De lo contrario resulta injusto para la tercera persona no saber en qué situación se encuentra.
Es importante que esta conozca la existencia de una relación “principal”, así como las normas acordadas, para así decidir si quiere continuar con dicha persona o no. De lo contrario esta puede verse herida y, además, pueden aparecer conflictos con todos los componentes de la relación.
Disponer de tiempo para la pareja
Finalmente, pero no por ello menos importante, el hecho de pasar tiempo con otras personas no debe suponer el descuido de la relación de pareja. Para poder mantener este tipo de relación en el tiempo es necesario proteger y cuidar la relación día a día.
Fuente: psicologiaymente