“No nos vamos a ver por un largo tiempo“, le dijo Gustavo Cerati a su hijo Benito, antes de partir para realizar los shows en Latinoamérica por su gira con “Fuerza natural”, su último disco.
La frase llamó la atención del pequeño, que ya estaba acostumbrado a la rutina de viajes de su padre. Días más tarde, Gustavo era internado de urgencia por una descompensación, tras realizar un show en Caracas, Venezuela, y el 18 de mayo se anunciaba que el artista había sufrido un ACV. Fue trasladado a la Argentina y tratado por los mejores médicos especialistas, pero Gustavo nunca se recuperó.
Pasaron cuatro años de espera, una eterna esperanza para sus seres queridos y miles de fans en todo el mundo. Pero un 4 de septiembre de hace exactamente cuatro años, Cerati dijo adiós.
Solemos hacer tributo a los más queridos el día de su muerte, quizás por sufrir el momento en el que dejó de estar entre nosotros, pero también por valorar el momento en el que se hizo eterno.
Nacido bajo el nombre de Gustavo Adrián Cerati el 11 de agosto de 1959, el músico comenzó a tocar la guitarra cuando era niño y formó su primera banda cuando ni siquiera había llegado a la pubertad.
Ya en el ámbito universitario se cruzó con Zeta Bosio y Charly Alberti, con quienes congenió por sus gustos musicales, y naturalmente formaron Soda Stereo.
La búsqueda de sonido propio fue esencial para la banda, que contradijo todos los dogmas musicales al reinvertarse en cada producción.
La grandeza de Cerati para componer con Zeta y Charly hizo mecha en México, ganando seguidores y fanáticos gracias a su creatividad musical.
El 4 de septiembre de 2014 a las 9 de la mañana, Gustavo falleció tras pasar cuatro años en coma. Al día siguiente fue velado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y luego sus restos fueron trasladados al cementerio de Chacarita.
Fuente: razon